sábado, 4 de febrero de 2012

3. Dinámica de los flujos sociales en ambientes aglomerados. Geometría del Bloqueo Público (III)


Hablamos de flujos de personas dentro de un TPM como si fuese una sustancia líquida que va dispersándose dentro de un contenedor. Esta alegoría no es nada descabellada, en particular porque el acomodo del flujo humano en condiciones de aglomeración dentro de un transporte se parece al vaciado de un gel en un contenedor. Pero vamos por pasos. Al parecer no sólo deberíaos hacer uso de la mecánica o dinámica de los fluidos.


Han habido otros trabajos como el de H. Yeh y otros (2008) que a través de simulaciones computacionales introducen un concepto simple llamado “agentes compuestos” para modelar fácilmente una variedad de comportamientos emergentes para una simulación de aglomeración de agente base. La formulación del agente base mejora un método para un agente simple para extender su influencia sobre otros agentes. Además, su trabajo aporta algoritmos para simular agresión, prioridad, autoridad, protección entre otros comportamientos aglomerados. Su trabajo, ofrece un panorama 3D, algoritmos y una simulación sobre estos y otros comportamientos en condiciones de aglomeración, justamente lo prueban en el metro de Nueva York. En el siguiente gráfico se muestra un ejemplo de la simulación computacional ofrecida por el trabajo de Yeh y otros.
Gráfico 7. Ejemplo del trabajo de Yeh y otros (2008, 7)



Es un trabajo muy bien fundamentado, desde el punto de vista matemático y computacional, por lo que buscaré someterlo a prueba en el capítulo II, que está destinado a la aplicación de grupos experimentales. Para ello, utilizaremos 2 grupos, uno de hormigas y otro de humanos en la línea 1 del Metro de la ciudad de México, la línea 3 del Metrobus. Los algoritmos y resultados serán igualmente descritos en el capítulo siguiente.


No obstante, considero que los seres humanos parecen mostrar alguna conexión bajo condiciones de aglomeración algo parecido a lo que ocurre en el comportamiento de los gases. Es decir, el parecido inicial observable es que el fluido, dependiendo de su viscosidad, se acomoda a la geometría del contenedor. Un gas que llena un contenedor, experimenta una aglomeración de las partículas que componente ese gas, por lo que se pueden verse partículas en el fondo, pero también cuando ya no hay suficiente para todas las partículas del gas, éste tiende a colapsar las entradas, por lo que existen partículas que intentan entrar y otras que intentan salir, por lo que las entradas-salidas se encuentran saturadas (Ver Gráfico 8).
Gráfico 8. Esquemas de las direcciones que ocupa un gas en un contenedor



La diferencia con los gases nobles es que en los flujos humanos, las partículas (sujetos) tienen la facultad de elegir los lugares en donde quieren estar, aunque también están condicionados a los lugares disponibles, a las dimensiones del vagón y a los conflictos que su pudieran generar con otros sujetos. Es decir, si quisiéramos seguir a una partícula de gas dentro de un contenedor para saber que lugares podría ir ocupando, podríamos suponerlo a partir de un cálculo probabilístico basado en procesos estocásticos. Podría ocupar cualquier lugar y cuando mucho podríamos saber rangos de los probables lugares en donde se podría encontrar. En cambio, si quisiéramos repetir el experimento con humanos, podríamos hacer dos cosas, uno, preguntarle con anterioridad en donde estará o dos, condicionarlo a que busque el lugar que le solicitamos, por ejemplo, buscar un asiento pegado en la segunda puerta. En consecuencia, encontramos un caso de estocacidad mayor que en un gas, puesto que el lugar que ocuparía en el vagón, no sólo estaría condicionado por la geometría del mismo, sino por la decisión que se le ocurra en base a cálculos emotivo-racionales. 

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